martes, 2 de febrero de 2016

Un día en la vida de un inquisidor debirio



A lo largo de los siglos la Inquisición se convirtió en herramienta del poder para practicar la represión y la tortura. La Inquisición, fundada en el 441 DR tenía como objetivo asegurar la ortodoxia de los mandatos del Iluminado. Así la persecución de vampiros, brujas, criaturas de la noche o usuarios de magia corrupta caían dentro de su ámbito. Como sucede en los regímenes de represión, quienes la dirigían eran a menudo personajes siniestros. Sin embargo, los que estaban en los estamentos inferiores de la jerarquía solían ser personas convencidas de estar haciendo un trabajo por el bien de todos. A pesar de que en sus comienzos, la mayoría procedían de la clase rural y unos pocos de la incipiente burguesía, ahora la realidad es que en su totalidad proceden de las diferentes familias nobles del país.

Así es el día a día de un inquisidor debirio:
-                  Amanecer: A las 7 de la mañana se levanta para leer un capitulo del Malleus Maleficarum que le inspire y les guie a lo largo del día. Se ocupa también de limpiar y preparar sus armas para la dura jornada que le puede devenir.

-          Recopilar información: Gran parte de lo que sabe la Inquisición procede de una red de informadores. Al estar la población muy dispersa y no haber sedes de la Inquisición en tantos lugares como les gustaría, han de confiar en que sean los propios vecinos los que denuncien sucesos insólitos relacionados con la brujería, con criaturas malvadas o con el uso de magia prohibida. Cuando llegan al lugar, solicitan denuncias de prácticas heréticas y ofrecen recompensas por ellas. Se ofrecía a los infractores la posibilidad de confesar por propia voluntad, consiguiendo así el beneficio de penas menos severas que las que padecían aquellos a los que había que investigar, juzgar y condenar.  Para evitar las denuncias falsas motivadas por rencillas personales o simplemente por cobrar suculentos reales de plata, el castigo caía sobre el acusador, que había intentado quebrar la “limpieza” de la Inquisición.

-           Leyes: todo inquisidor es jurista con estudios universitarios. Es juez, jurado y verdugo. Ser inquisidor en Debiria tiene sus ventajas sociales y económicas. Sin embargo, los convierte en el blanco de la ira y en el objetivo de malvadas conjuras, por lo que siempre deben estar en guardia, con la ley por delante para defenderse y una buena espada debiria para atacar cuando sea necesario.

-                 Denuncia: Cuando se interpone una denuncia de forma oficial, el inquisidor a cargo determina que comienza el proceso denominado “Exermetia”. Comienza un periodo de gracia valorado por cada inquisidor para que el acusado prepare su defensa (lo normal es un mes pero ante casos muy claros de herejía la exermetia da como resultado la ejecución inmediata) mientras este prepara la acusación. Si el acusado no puede costearse un abogado, la Inquisición proporciona uno propio. No es extraño que los casos que interviene un abogado de la Inquisición no suele salir un resultado favorable para el acusado. De hecho, tienen el peor ratio de casos ganados y se suele decir “fallas más que un abogado debirio”.

-                 Interrogatorio: A pesar de contar con un abogado, no se le permite saber el nombre del acusador, ese dato solo lo conoce el inquisidor a cargo de la exermetia. Inicialmente el acusado se le considera culpable y debe, a través del juicio, demostrar su inocencia.

-              El tribunal: Los inquisidores más mayores viajan por todo el país para presidir estos tribunales; aunque son los más jóvenes los destinados a realizar trabajos de campo, que es como se llama sutilmente a la verdadera lucha contra las criaturas de la oscuridad. La sesión comienza leyendo el capitulo del Malleus Maleficarum donde se habla del acto herético del que es culpable el acusado. A continuación se escucha la confesión de los pecados del acusado. En caso de declararse inocente, se suspende el juicio para proceder al interrogatorio, campo en el que los inquisidores son verdaderos expertos normalmente logrando que el prisionero confiese su culpa.

-              Tortura: Si el acusado se niega a confesar comienza el proceso de la tortura. El objetivo era quebrar la voluntad del acusado para llegar a una confesión (normalmente de culpabilidad). Esta práctica iba desde el desollamiento, ahogamiento, el potro, la rata kianesa, amputaciones, quebramiento de extremidades, gusanos astilla o cualquier otro método que el inquisidor pueda imaginar.

-            Culpable: Los castigos son acordes al delito cometido y pueden ir desde el  trisquemis” (13 latigazos), “penidem” (deportación a Surbiria), “oberratum” (prisión de por vida) o el temido “melagnaro” (quemado en la hoguera). El melagnaro ha sufrido varias trasformaciones a lo largo de los siglos, aunque siempre con el mismo resultado. Durante el cargo del inquisidor Regente Zanjo el “Cristalino” el melagnaro consistía en verter vidrio fundido sobre el reo. Se dice que a lo largo de sus casi ocho años de mandato llego a almacenar en su castillo casi 1000 estatuas deformes de cristal. En el último siglo se ha popularizado en la capital el uso del Rayo de Melauro, una suerte de masa vítrea similar a una lente maleable capaz de concentrar y amplificar la luz solar haciendo que en pocos segundos la victima quede carbonizada.

-                Informar: La jerarquía de la Inquisición es muy estricta en estos casos. Todos los juicios emitidos por un inquisidor han de reportarse al Inquisidor Mayor y este lo remitirá al Inquisidor Regente en Magerion En la antigüedad se informaba también al rey aunque posteriormente se le quitó esa pesada carga, con el fin de aligerar la apretada agenda del monarca.

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